AEMES Smart ha participado hoy 22 de enero en el 7º Industrial Meeting de Foment del Treball, donde Neus Olea, directora de la asociación, ha moderado la mesa redonda La importancia de la captura y almacenamiento del CO₂ para la industria energética-intensiva. En su intervención, Olea ha afirmado que, según la Agencia Internacional de Energía, la captura de carbono puede contribuir con hasta un 20% a la reducción de emisiones de CO2 necesaria para prevenir el calentamiento global. Esta captura es clave para industrias electro-intensivas como la del cemento, la producción de metal, y algunas químicas, que generan CO₂ como resultado de su actividad. La captura de carbono se podría utilizar en procesos químicos para producir fertilizantes, combustibles más verdes o H2, por ejemplo, y el resto se podría almacenar de manera permanente.
Las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CAC), a pesar de que no son muy conocidas, son tecnologías bastante maduras, pero implementarlas a gran escala requiere de la creación y la coordinación de toda la cadena de valor: captura, transporte, uso y almacenaje. Olea ha defendido el desarrollo de estos procesos de manera coordinada, con un enfoque de los países para la creación de un ecosistema de proyectos y medidas públicas y privadas muy sincronizado, que permita crear infraestructuras, mercados, modelos de negocio, políticas y regulaciones.
Alexander Engh, director del CCS del Ministerio de Petróleo y Energía de Noruega, ha incidido en la importancia de coordinar toda la cadena de valor, poniendo el ejemplo del gobierno noruego, quien lideró todo el proceso y lo dotó también de recursos financieros. Engh ha explicado el Longship Project, referencia en Europa por la contribución a la descarbonización a partir de un proyecto a gran escala de captura, transporte y almacenamiento de carbono al cual se han destinado 2,5 billones de euros –una tercera parte aportados por la industria–, con un horizonte a 10 años. Con una gran área geológica natural con capacidad de almacenamiento de CO₂ bajo el Mar del Norte y más de 20 años de experiencia, Noruega tiene una amplia experiencia en CAC a gran escala, sin olvidar que un 20% de su PIB proviene del petróleo y, previsor, el país se enfoca a una estrategia de transformación industrial no solo para ser medioambientalmente sostenible sino también para proveer soluciones al resto del mundo. De hecho, Engh ha explicado que uno de los objetivos claves ahora es generar un surplus de capacidad de unos 40 millones de toneladas el año que permita comercializar este CO₂ con otros países, cosa que ya se ha empezado a hacer con Dinamarca o los Países Bajos, y se espera pase también pronto con Alemania: “lo que supondría un despegue de la actividad de la CAC a Europa”.
A la pregunta de qué habría que hacer en nuestro país, Engh ha dicho que es fundamental construir confianza para los partnerships entre todos los actores, y ha añadido que “hace falta la involucración del gobierno, regulación... pero el primer paso es identificar el potencial de almacenamiento y las fuentes potenciales de emisiones”. También ha señalado que la UE tiene un papel importante que hacer.
Por su parte, Mariano García, Director de Sostenibilidad de Holcim, líder en soluciones sostenibles de construcción, ha aportado la visión del sector empresarial. García ha explicado que casi el 40% de las emisiones globales de CO₂ están relacionadas con el sector de la construcción. De esta cantidad, un 30% se refiere a los propios materiales de construcción y el 70% restante a las emisiones que producen los edificios. Ha subrayado que un correcto reciclaje y recuperación de los materiales de demolición permitiría su reutilización indefinida y ha sido firme en afirmar que “no se puede descarbonizar la industria de la construcción sin la captura, pero sobre todo sin el almacenamiento de CO₂”, y que esto es fundamental para “mantener el arraigo del sector en España”. En este sentido, ha apuntado a la nueva competencia de países como Italia o Grecia, que están entrando al mercado con nuevas soluciones en el sector.
Así, ha reclamado a la Administración que defina y cuantifique un compromiso en toneladas de captura y almacenamiento de CO₂ para el 2030 para que las empresas tengan una hoja de ruta “para definir sus estrategias, pues esto ayudaría a que todos los actores definan sus estrategias también. Los fondos públicos, los Perte activan toda la cadena, pero se tiene que ver un compromiso cuantificado por parte de la Administración que nos ponga a todos en fila para trabajar”.
García también ha comentado que la empresa tiene prevista una inversión de 2.000 millones de euros en los próximos años para conseguir el objetivo limpio cero y ha recordado que el desarrollo de un proceso de captura de CO₂ en una fábrica de cemento supone una inversión de 200 a 300 millones de euros, “cifra similar a la creación de una fábrica de cemento nueva: son proyectos del mismo nivel que industrializar de nuevo un país”.
Ha subrayado la importancia de utilizar combustibles alternativos en lugar de combustibles fósiles y ha dicho que, si bien el CO₂ junto con el hidrógeno renovable permite la fabricación de combustibles procesados como el metanol, “esta vía no es capaz de cubrir todavía en España las necesidades de la actividad”.
En cuanto al papel de la Administración, Oriol Alcoba, Director General de Industria de la Generalitat de Cataluña, ha destacado el reto de la innovación y la necesidad “de experimentar con tecnologías que todavía no son bastante maduras, y con modelos de negocio nuevos” para dar respuesta a la descarbonización. Ha comentado la incidencia de los costes y la fluctuación del precio de la energía en los procesos productivos y en este sentido ha indicado que el alza del precio de los derechos de CO₂, que ahora se sitúa en torno a los 100 dólares por tonelada emitida, tensiona los márgenes de las compañías, y decantará las políticas europeas (y ha recordado que Noruega empezó el proyecto Longship cuando el coste de las emisiones rondaba los 20 dólares por tonelada).
Alcoba ha señalado que desde el gobierno se trabaja en dos hojas de ruta, uno a largo plazo referido a cómo se podrá llegar a objetivos net zero al 2050 “que creemos será a través de la electrificación y la digitalización; y el otro que es el Pacto Nacional para la Industria hasta el 2030, donde la sostenibilidad y transición energética es uno de los ámbitos más significativos y uno de los más dotados económicamente.
En cuanto a las políticas de descarbonización, el Director General de Industria ha dicho que “tenemos que electrificar todo el que sea electrificable” (destacando el proyecto de Repsol para el desarrollo del más grande electrolizador español, que ha recibido más de 60 millones de euros de financiación europea); tenemos que hacer uso de energías alternativas, como el hidrígen verde; tenemos que desarrollar biocombustibles fueles sintéticos; y hemos poner en marcha estrategias de uso, captura y almacenamiento de CO₂. En este sentido, ha destacado el proyecto de creación del Centro de Descarbonización de Cataluña, que servirá “para escalar tecnologías emergentes (desde el laboratorio al mercado) y probar y validar tecnologías maduras en entornos reales intermediado planes pilotos”.
En cuanto a las líneas de ayuda de la Generalitat, Alcoba ha indicado que al 2024 se pondrá el foco en proyectos de descarbonización y de consumo de agua, y ha comentado la importancia de trabajar con otras administraciones, tanto en España (como por ejemplo en el proyecto del corredor de lo Ebro) como Europa, y en colaboración con plataformas tecnológicas.